La empresa sostenible no es una moda o una tendencia pasajera, es una forma de entender el trabajo y el desarrollo humano y económico, que ha llegado para quedarse. Es imprescindible para que nuestro entorno se pueda mantener en las mejores condiciones posibles para las futuras generaciones.

Qué es una empresa sostenible

Las empresas que cuidan el medioambiente son las que tienen la categoría de sostenibles. En su actividad, tienen en cuenta los aspectos medioambientales y los sociales, se preocupan por el efecto que puede tener en el entorno y en la vida de las personas a corto y largo plazo. Además del beneficio económico propio, buscan el progreso para las generaciones presentes y futuras, proporcionándoles un entorno ambiental en el que puedan vivir con tranquilidad.

La relación entre la empresa y el medioambiente forma parte de la responsabilidad social empresarial. En el momento actual, no se considera ético que las organizaciones solo busquen obtener la máxima ganancia, sin importarles las consecuencias que sus actividades puedan tener para el entorno o para las comunidades humanas. Los consumidores exigen ahora que todas las empresas tengan un compromiso social y medioambiental, y busquen un desarrollo sostenible.

Cómo puedes lograr ser una empresa sostenible

No todas las empresas ecológicas hacen exactamente lo mismo, cada una de ellas ha encontrado su propio camino hacia ese desarrollo sostenible al que acabamos de hacer referencia. Sin embargo, sí existen una serie de medidas que no son difíciles de poner en marcha y que pueden hacer mucho por el entorno.

Política de papel cero

Al reducir el consumo de papel, no solo reducimos la deforestación, sino que rebajamos de forma notable la huella ecológica que produce la fabricación y utilización de impresoras, fotocopiadoras y tóneres.

Si en lugar de emplear papel, las empresas empiezan a utilizar únicamente documentos digitales, están dando un gran paso para luchar contra el cambio climático. De este modo, se reducen las emisiones contaminantes a la vez que se promueve la presencia de un mayor número de árboles en todo el planeta.

Aplicar la regla de las 3 “R”

Reducir, reutilizar y reciclar es la clave para sacarle el máximo partido a los recursos e incluso darles una nueva vida cuando su ciclo de vida actual ha terminado. En cualquier compañía, se genera una gran cantidad de residuos: cartuchos de tóneres vacíos, papel, impresoras viejas, productos químicos sobrantes del proceso de producción, disolventes, etc.

Gestionar de forma correcta estos residuos es un paso muy importante hacia la sostenibilidad. Primero, hay que intentar reducir al máximo el volumen de residuos. Por ejemplo, si adoptamos la política de papel cero que veíamos antes, ya estamos reduciendo desechos.

El segundo paso es intentar reutilizar. En el caso de las empresas productoras, algunos de los materiales sobrantes se pueden utilizar en un nuevo proceso de fabricación, o se pueden vender a otra empresa que los pueda utilizar.

El último paso es el reciclaje. Si el desecho no tiene ya ninguna utilidad, hay que llevarlo a reciclar al lugar correspondiente, para que pueda ser convertido en un nuevo producto o materia prima.

Controlar el consumo energético

Cualquier negocio tiene un elevado nivel de consumo energético: maquinaria funcionando durante muchas horas al día, o incluso las 24 horas, iluminación de grandes áreas de trabajo, climatización…

Controlar el consumo energético supone un importante ahorro de costes y también un gran beneficio para el entorno. Las empresas que ayudan al medioambiente prestan especial atención a este factor y adoptan medidas como fijar la temperatura de la climatización, instalar sistemas de detección de presencia para gestionar el alumbrado en ciertas áreas, apagar los equipos informáticos que no estén en uso, etc.

En Power Choice llevamos años ayudando a la empresa sostenible a controlar su consumo energético. Por ejemplo, con la instalación de proyectos de energía verde o con el diseño de infraestructuras eléctricas de última generación.

Ventajas de tener un objetivo sostenible en tu empresa

Mejora la imagen de la marca frente a los clientes

Como señalábamos antes, los consumidores actuales se preocupan mucho por la sostenibilidad, y prefieren consumir productos y servicios que provengan de empresas que apuesten por un desarrollo equilibrado y sostenible.

Ahorra costes

Las prácticas sostenibles no solo ayudan al medioambiente, también suponen un considerable ahorro para la propia empresa.

Los gastos asociados a la actividad se reducen de forma notable si, por ejemplo, una planta de producción se abastece de energía solar o si en una oficina se deja de utilizar papel.

Implica una ventaja competitiva

Todavía quedan muchas empresas que no se han sumado al cuidado del medioambiente o no lo han hecho de una forma realmente efectiva. A cambio, aquellas que sí lo han hecho, ya están disfrutando del ahorro de costes y de la mejora de su imagen corporativa, y todo esto supone una fuente de ventaja competitiva.

Ser una empresa sostenible tiene múltiples ventajas y no es algo complicado de conseguir. Con pequeños pasos se puede conseguir mucho para seguir creciendo a nivel empresarial sin que esto suponga un deterioro del medioambiente.